La rebelión del individuo, no empieza externamente, no pretende cambiar el mundo, sino que es interior y se pretende cambiar a él mismo, pero no es que se tenga que cambiar exactamente, no es eso, sino que pretende ser lo que él es y está llamado a ser verdaderamente. Y esa rebelión interior consiste en vencer sus propios prejuicios, sus propias ideas preconcebidas, sus ideas formadas sobre como cree que debe ser el mundo o su entorno más inmediato. Porque no hay que cambiar al mundo hay que transformar al individuo para que verdaderamente sea lo que es y actúe como lo que es, un individuo.El mundo está lleno de individuos, todos los seres humanos somos individuos, pero la inmensa mayoría no vive de forma individual, es decir que los individuos no son ellos ni actúan como lo que la individualidad le haría actuar, sino que viven y actúan como lo que las ideas, creencias, y programas mentales les hace ver y como consecuencia actuar. Vivimos de forma robótica y no nos percatamos de ello.Cambiar el mundo es producto de precisamente la mentalidad colectiva, son ideales propiamente de esta mentalidad, tratamos de cambiar el mundo pero a nosotros que nadie nos toque nuestras ideas y creencias, porque nuestras ideas si que son las buenas y chachi piruli. Pero verdaderamente es el individuo el que tiene que ser transformado y además por él mismo, no hay otra vía que no sea la de uno mismo. Porque es uno mismo el que tiene que estar alerta ante las jugarretas de su propia mente, de sus creencias e ideales, de sus manías y de sus gustos.
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